jueves, 16 de septiembre de 2010

Iom Kipur

Ya recibimos y celebramos Rosh Hashaná, el que todos titulamos el Año Nuevo o en traducción del hebreo “cabeza del año”. Aunque en realidad como dijimos en ocasión anterior comienza en el séptimo mes. Nos preparamos para Iom Kipur; Rosh Hashaná es el juicio de la humanidad toda y Kipur es específica del pueblo de Israel, del hombre judío, que si antes no fue absuelto podrá serlo en Iom Kipur y así lo confirman sus oraciones.En Rosh Hashaná se escribe la sentencia, en Iom Kipur se firmará. Por eso la oración, la plegaria, la bendición de cada uno: Ticatevu Ve Tijatemu, que el Señor firme y absuelva.La palabra Kipur tiene dos acepciones: cambio y sustitución. Cambio pues el hombre cuando se desvía de la Torá debe cambiar fundamentalmente. Y si cambia se sustituye la rendición de cuentas, en forma que no recaiga sobre su individualidad. Esto se llama Capará. Hemos comentado y analizado en un artículo anterior la tefilá Kol Nidrei y diversas versiones sobre su origen.Podemos afirmar ciertamente, que en la noche de Kol Nidrei, muchos ateos, totalmente laicos así proclamados, se filtran abierta o sigilosamente en el templo para vivir la emoción frente a su comunidad. Hoy recordamos y analizamos la tefilá más severa, terrible en su expectativa del futuro incierto de cada uno. Es el Unetane Tokef.Que llegue hasta tí nuestra Kedushá; he aquí el día del juicio. Representa el fallo del Tribunal Supremo y el destino de cada individuo. También esta oración nació en momentos trágicos de la vida judía. Se la atribuye a Rabi Amnón de Maguncia, mártir legendario del siglo XII o XIII, que forzado a convertirse prefirió que le cortaran pies y manos y así se hizo llevar al templo en Rosh Hashaná, recitando su propia composición.Unetane Tokef, anúnciese su majestad. Esta severa oración se lee en Iom Kipur en el rito ashkenazí. En Rosh Hashaná se escribirá y en Iom Kipur se firmará: “´´Cuántos pasarán por este mundo y cuántos nacerán; quién vivirá y quién morirá.Quién cumplirá sus días y quién será truncado; quién perecerá víctima del fuego y quién por el agua.Quién será víctima de las armas y quién será presa del rigor de la naturaleza. Quién gozará de quietud y quién será víctima de la inconstancia; quién gozará de la vida y quién será presa de la angustia.Quién será humillado y quién vivirá en dignidad”´´.Pero arrepentimiento, la oración, la justicia y la caridad atenuarán la severidad del veredicto.Según interpretación de filósofos y de rabinos, Rosh Hashaná y Iom Kipur provocan en la existencia humana una nueva autoevaluación, proceso que lo lleva a renacer, a renovarse, a corregirse o confirmarse. Es el momento de rendir cuentas, de ser capaz con sus fuerzas morales de hacer su personal evaluación, de considerar su situación en el mundo y su auto juicio debe conducirlo a cambiar lo que sienta que hay que modificar, corregir y, sobre todo, mejorar. Lo importante es que esté en todos y en cada uno de nosotros la solución, hacer todo lo posible para que haya unión y fraternidad. Los sabios afirman: “El ideal es descubrir y enseñar el arte de vivir bien y guiar al individuo hacia la felicidad”´´.En la Torá está escrito: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, o sea ama a tu hermano en el corazón.Y terminamos rogando: Haavat Ajim, amor fraternal, que sea la consigna sin un motivo concreto, específico. Así como recibimos el Año Nuevo, llegaremos dentro de pocos días al ayuno y recogimiento de Iom Kipur, Iom Hadín y Día del Perdón. Le Shaná Tová Ticatevu Ve Tijatemu.

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